No entiendo, no entiendo que pasa por la cabeza de los ingleses o de los rusos para hacer semejante barbarie. Estas imágenes, y sobre todo los responsables de esta salvajada, me repugnan, me defraudan, me dan lastima. La Eurocopa, en vez de ser una fiesta que reúne a personas de diferentes países festejando el triunfo de sus equipos, se ha convertido en una batalla campal entre aficiones en donde el fútbol pasa a un segundo plano.
Este tipo de gente son los que manchan el nombre del fútbol, del deporte en general. El deporte no tiene que incitar a la violencia, como ha ocurrido en Marsella con los hooligans y los ultras rusos, el deporte tiene que unir, unir a gente que comparte la misma pasión, la misma ilusión. El deporte tiene que hacer la paz y no la guerra, tiene que ser un ejemplo de respeto y tolerancia, y más cuando el lugar de celebración ha sido víctima de atentados terroristas.
Dejemos las bengalas, las diferencias, los puños, las patadas, las sillas de lado y disfrutemos de este evento que sólo se celebra cada cuatro años.
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