Hace dos semanas se decidió el campeonato de Moto GP. El trofeo por el que luchaban varios pilotos ya tiene un nombre y es el de Marc Márquez. Era casi imposible que en el circuito de Motegi (Japón) se proclamara campeón, pero ahí estaba el chico de Cervera, demostrando una vez más que sí se podía, que para él no hay nada imposible.
Si no recordar aquella carrera de Moto 125cc en donde por una caída tuvo que salir último y acabó en la primera posición. Todo un genio.
Me llevé una sorpresa cuando me levanté y me enteré por la prensa de que ya era campeón, porque he de decir que no vi la carrera en directo. ¡Lástima!
En las portadas de varias páginas salía un único titular: “Marc Márquez campeón de Moto GP”. Me quedé asombrada porque, claro, para que fuese campeón Rossi no tenía que puntuar y Lorenzo tenía que quedar cuarto o peor. Así que, me metí en una de esas páginas para saber realmente que es lo que había ocurrido y descubrí que ambos se habían caído, sirviéndole en bandeja el mundial.
Me alegré. Me alegré porque Márquez se lo merecía, se lo merecía después de todo lo que ocurrió el año pasado con Rossi (que ya queda en el pasado como se ha visto en Malasia con el homenaje al piloto fallecido Simoncelli) y por todo lo que fue acusado. Este era su año, este era el año de dar un golpe en la mesa y de callar bocas. Y así ha sido.
Esto no quiere decir que sea pro Márquez. Para nada. Disfruto cuando gana, sí, pero también cuando gana Lorenzo o cualquier español que se encuentre en la parrilla. Me gusta que la competición sea justa y limpia y este año quien se lo merecía era el de Cervera. Ha sido el más regular de los que se encontraban en cabeza, ahí están los números para verificarlo.
Hace dos semanas que Márquez es campeón. Con sólo 23 años ha sido campeón de Moto GP tres veces, campeón de Moto 2 y campeón de Moto 125cc. ¿Se le puede pedir más a este piloto?
¡Felicidades campeón! #GiveMe5
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